A medida que avanza el virus extendiéndose por todo el planeta, contagiando a muchas personas y haciéndolas enfermar. Vamos a ver seguidamente los efectos del virus SARS-COV-2 a los órganos de nuestro cuerpo.
En un principio se pensaba que sólo atacaba a las vias respiratorias principalmente a los pulmones pero a medida que va pasando el tiempo los científicos y médicos están llegando a observar el ataque a otros órganos, como por Ejemplo: el corazón, vasos sanguineos, intestinos, riñones, hígado, cerebro, las manos y los pies por lo que el COVID-19 origina una enfermedad que afecta a todo el cuerpo.
El virus entra en nuestro cuerpo a través de la boca, la nariz o los ojos. La estrategia que sigue el virus es utilizar sus proteínas (como llave) que lleva en su superficie para adherirse a los receptores de las células llamadas ACE2 (que actúan como la cerradura protectora de entrada a la célula).
Cuando el virus logra abrir con su llave la cerradura de la célula con la llave de su proteína S, el virus entra y le dice a la célula que haga copias de sí mismo.
Cuando ocurre esto la célula muere y suenan las alarmas, entonces el sistema inmune trata de frenar dicha agresión. Si no pudiera contrarrestarlo el virus seguiría su camino hacia los conductos bronquiales, el virus va buscando células ricas en receptores ACE2, unos sacos de aire llamado alveolos pulmonares que son los encargados del transporte de oxígeno a la red de vasos sanguineos que tenemos por todo el cuerpo.
Cuando el virus ataca a dichos alveolos se provoca una inflamación produciéndose una lucha entre las defensas de nuestro sistema inmunitario y el virus, dejando un montón de células muertas y fluidos que obstruyen estos sacos de aire, por lo que la respiración se hace difícil y entonces los pulmones sufren mucho y esto se puede ver en una simple radiografia en que las áreas que deberían aparecer en negro porque deberían estar llenas de aire, se vean de color blanco.
El virus tras conquistar los pulmones continua su viaje a través de la sangre buscando célula con los receptores ACE2 en los vasos sanguineos, esto puede desatar procesos inflamatorios en todo el cuerpo y origina formación de coágulos que pueden causar ataques al corazón, embolias pulmonares, derrames cerebrales y ruptura de vasos sanguineos en los pies y en las manos.
Si llega al corazón, sus tejidos pueden inflamarse y esto hace que el ritmo cardíaco pueda alterarse y dicho músculo al quedar debilitado no sea suficiente para bombear sangre a todo el organismo.
Ante una enfermedad respiratoria viral, incluida la gripe y la COVID-19, las personas con enfermedad cardíaca, corren mayor riesgo de complicaciones más graves, nos dice Dr. Leslie Cooper, director del departamento de Cardiología de la Clínica Mayo.
Según el Dr. Cooper, existen dos problemas cardíacos relacionados con el COVID-19, "La insuficiencia cardíaca" que ocurre cuando el musculo cardíaco no bombea la sangre tan bien como debería, y los ritmos cardíacos anómalos o "arritmias" que puede deberse a la infección o a los medicamentos empleados para tratar el virus.
La insuficiencia cardíaca puede ser debida a la respuesta inflamatoria sistémica ante la infección de la existencia depresiones pulmonares altas debido a un daño del pulmón, o de una inflamación cardíaca conocida como miocarditis.
Dentro del contexto de la infección de la COVID-19, en muchas personas que se presentan con insuficiencia cardíacas, no se sabe si ese problema está relacionado con la miocarditis o es la respuesta del organismo a la inflamación sistémica de la COVID-19, explica el Dr. Cooper.
El hígado también es atacado por el virus debido a una respuesta desproporcionada del sistema inmune ya que es un miembro muy vascularizado recibiendo la sangre que procede del estómago y en la que se transporta el coronavirus, también sufre por los excesos de los tratamientos a los que someten los médicos a los pacientes tratando de frenar la enfermedad.
El Dr. Fu-Sheng Wang y sus colegas del Centro Nacional de Investigación Clínica para Enfermedades Infecciosas, Beijing, China, utilizaron datos también del Centro Médico General de PLS, Beijing, China, para evaluar cómo se ve afectado el higado con el COVID-19.
En general, el 2-11 % de los pacientes con COVID-19 tenían anormalidades hepáticas, y el 14-53 % de los casos de COVID-19 tenían niveles anormales de alanina aminotranferasa y aspartata amonotransferasa durante la progresión en la enfermedad.
Los pacientes con COVID-19 grave perecían tener tasas más altas de disfunción hepáticas elevadas en comparación con los pacientes con enfermedad subclínica, según el informe on line en The Lancet Gastroenterology and Hepatology.
La gamma-glutamil transferasa, un biomarcador de diagnóstico para la lesión de collangiocitos, se elevó en el 54 % de los pacientes con COVID-19 hospitalizados en el Fifth Medical Center, mientras que sólo un paciente (1,8 %) tenía niveles elevados de fosfatasa alcalina.
El Dr. Hongcul Cao, de la Facultad de medicina de la Universidad de Zhejiang, Hangzhou, China, dijo a Reuters Health por correo electrónico: "Este articulo presentó una nueva idea de que los hepatocitos y los colangiocitos podrían ser objetivos potenciales durante la infección por SARS-COV-2, ya que la enzima convertidora de angiotensina 2 (ACE2), que sirve como receptor viral, se detecta (aunque a niveles bajos) en las células endoteliales, bilis ocasional conductos y hepatocitos perivenulares en hígados sanos".
"Mientras tanto, investigadores anteriores han declarado que la lesión hepática crónica en ratas y humanos regula al alza ACE2", dijo. "Combinando esta evidencia, los pacientes con afecciones hepáticas preexistentes podrían ser más susceptibles al SARS-COV-2".
"Los pacientes con disfunciones hepáticas preexistentes deberían ser monitorizados más cuidadosamente y recibir medicamentos protectores del hígado cuando sea necesario", dijo el Dr. Cao. "Para los pacientes con daño hepático grave, se recomienda el sistema de purificación de sangre del hígado artificialmente. Este sistema es capaz de eliminar mediadores inflamatorios y bloquear la tormenta de citoquinas que son potencialmente peligrosas para el hígado y otros órganos, y al mismo tiempo equilibra el nivel de electrolitos y ácido-base del cuerpo líquido. Este sistema ha demostrado previamente una eficacia terapéutica mejorada para el tratamiento de pacientes con SARS".
Otro órgano que sufre el ataque del virus es el riñón, en algunos vasos se produce un fallo renal agudo y para eliminar la impurezas de la sangre y equilibrar los fluidos del cuerpo se requerirá de una diálisis (purificación mecánica de la sangre). Otro caso que se produce con el ataque del virus a los riñones es que debido a dicha complicación hace que al paciente se le desplome la presión arterial y conduzca también a un problema renal.
Los investigadores encontraron conglomeraciones del virus en los riñones, así como en la orina de 9 a 26 pacientes en Wuhan China, que murieron a causa del COVID-19.
Así mismo, debido a que los pulmones y los riñones dependen mutuamente para poder funcionar, existe una "influencia mutua" entre ambos, lo que puede generar el daño en los riñones, según un estudio publicado por la revista médica Nature Reviews Nephology.
También tenemos otro órgano que sufre la invasión del coronavirus son los intestinos, ya que sus células están provistas de los receptores ACE2, y a muchos pacientes cuando les he atacado su intestino les produce una diarrea como sistema. Los científicos han encontrado ARN del virus en muestras fecales de pacientes con COVID-19.
También ataca al cerebro, los científicos tienen una teoria de cómo el virus llega a nuestro cerebro. La vía de entrada sería la nariz, a traves del bulbo puede explicar la périda del olfato que manifiestan algunos pacientes de COVID-19. También se están encontrando casos de pacientes que sufren: derrames, convulsiones, confusión e inflamación.
Últimamente se ha visto que en pacientes más graves, los médicos han encontrado inflamación en la conjuntiva, es decir, la membrana que recubre el ojo y la parte interior del párpado.
Mr. Carter